miércoles, 24 de enero de 2007

Textos Literarios: EL VIAJE A MADAGASCAR

Nos mudamos a http://centros.edu.xunta.es/ceipchanopineiro/




autores:ENRI YL LUCIINCOMPLETA

Se está Cocinando una historia interesante!!!!!!!








Capitulo 1: Planes traviesos ................. página 2
Capitulo 2: Ambre Vs Sta. María ....... página 5
Capitulo 3: Tanzania .............................. página 6
Capitulo 4: Bombay................................. página 9
Capitulo 5: José Ramón y Camila ....... página 11



La máquina, el problema y el fracaso

Todo empezó un miércoles 10 de Enero. Carlos estaba tumbado en el sofá, no miraba la tele, solo miraba al vacío. En aquel momento no había nada en el mundo que lo podía rescatar de sus pensamientos, sin embargo alguien lo consiguió. No fue ningún superhéroe, ni tampoco alguien famoso. Fue su madre que lo miró durante un momento y después le preguntó:
-¿En que estabas pensando?
Carlos no respondió, aunque la madre no sospechó que aquel pensamiento podría ser ¡El más decisivo de toda su vida!
En aquel momento, el grupo aún no estaba formado y mucho le faltaba para hacerlo.
Por otra parte Lucía estaba tumbada en la playa cuando un mensaje llegó a su móvil, era un mensaje curioso:
Visita la isla de Madagascar
Y quién iba a decir que por un simple mensaje, la vida de Lucía iba a cambiar por completo. De ese modo pasó el tiempo.
El día 9 de enero a las 16:00 de la tarde, Enrique salió a comprar con su hermana Elena. Cruzaron varias calles y se encontraron con una compañera de clase: Lucía.
-Hola Lucía- dijo Elena- ¿Qué tal?¿Qué haces por aquí?
-Voy a comprar a la librería ¿Y vosotros?
-Exactamente lo mismo que tú- respondió Enrique.
-¿Habéis visto a Carlos?- preguntó Lucía- dicen que está muy mal, yo he hablado con él por teléfono y me ha dicho que se encuentra fatal. Está enfermo, aunque no se muy bien lo que le ha pasado.
-¿Qué clase de enfermedad tiene?- preguntó Enrique.
-No lo sé, es lo que te estoy diciendo. Podemos ir para la librería y después pasar por su casa.
-No, yo no voy- dijo Elena- seguramente lo molestamos.
-Tranquila- le dijo Lucía- no molestaremos en absoluto. Hace tiempo que está enfermo y no ha vuelto a salir a la calle. Le gustará nuestra visita.
-Vale, a mi me parece buena idea- dijo Enrique.
-¿Y tú que dices, Elena?- preguntó Lucía.
-No sé, a lo mejor...
-Tranquila- le contestó Lucía mientras la agarraba por un brazo como si hubiera dicho que si.
Los tres juntos caminamos un rato y hasta llegar al lugar exacto donde entramos en la librería y nada más ver al vendedor, Lucía se quedó pensativa.
-Queremos tres libros de texto- dijo Enrique- los de matemáticas del curso 6º.
-Está bien-nos contestó el vendedor mientras rebuscaba en los cajones y nos daba los libros que habíamos pedido- ¿Algo más?
-No- dijo Lucía y le pagó.
Cuando salimos de la librería, Lucía nos dijo algo:
-Me he estado fijando en el vendedor y he visto que gana mucho dinero. Me encantaría ganar tanto como él, ya se que somos niños pero podríamos trabajar en algo como por ejemplo coser.
-¿Qué estás diciendo?- preguntó Elena.
-Estoy diciendo que podríamos trabajar y ganar dinero y...
-Si, ya te he oído, pero no me parece una buena idea.
-Bueno, está bien- dijo Lucía- olvídalo.
-¿Te pasa algo?-preguntó Enrique.
-No, no me pasa nada.
Continuamos andando por el pueblo de Gondomar hasta que llegamos a Donas, donde vivía Carlos.
Abrimos la verja del jardín y llamamos a la puerta.
La madre nos abrió de inmediato y nos dijo que su hijo estaba gravemente enfermo.
-¿Qué le pasa? - preguntó Enrique.
-Tiene una enfermedad muy peligrosa, pero no sé bien como se llama.
Nos sentamos alrededor de una mesa de cristal y seguimos hablando.
-Hace tiempo que mi hijo está enfermo, pero no sé cómo curarlo.
-Lo siento mucho- dijo Lucía- pero no podemos ayudar...
Y dicho esto, agarró a Enrique y a Elena por los hombros y los llevó hacia la calle.
-¿Qué se supone que estás haciendo?- le preguntó Enrique- Si acabamos entrar. ¿Por qué no quieres ayudar?
Elena también miró a Lucía con mala cara y le dijo:
-¿Por qué nos has sacado de la casa de Carlos?
-Es que... Es decir..., Aún sigo pensando en coser y ganar dinero, en realidad quiero reunir dinero suficiente para viajar con vosotros.
-¿Qué?- preguntó enrique extrañado- ¿A dónde se supone que quieres viajar?
-Quiero ir a Madagascar. Un viaje así no se hace todos los días.
-Estupendo- dijo Elena- vayamos a reunir dinero suficiente para viajar a la Isla de Madagascar.
Y de ese modo fue como empezamos con nuestro trabajo.
Nos instalamos con una máquina de coser, en una feria que se celebraba en nuestro pueblo.
El primer cliente del día fue una señora alta, de pelo castaño que aparentaba tener unos cincuenta años.
-Hola- dijo Elena.
-Hola- contestó la señora- ¿Me podéis coser esta camiseta?
-Si- le respondió Enrique- no se preocupe.
Le agarramos la camiseta y empezamos a coserla lentamente para que no hubiera ningún problema.
Todo estaba saliendo a la perfección hasta que la señora metió la punta de su vestido en la máquina y se le fue enroscando poco a poco hasta que ya no había vuelta atrás.
-¡Ah!-gritaba la señora- ¡ayuda!!!!!!!!!
No sabíamos que hacer. Nos quedamos con la boca abierta viendo como gritaba la señora.
-Tranquilízate- le dijo Elena.
-¡Nooooooooo!- gritaba- ¡¡¡¡ayuuuuuuuudaaaaaaaaaa!!!!
Nos sentíamos agobiados. Nunca se nos había planteado un problema de ese tipo. No nos movíamos. Solamente mirábamos como la máquina le estropeaba el vestido a la señora.
¿Qué íbamos a hacer?
-¡Para la máquina!- gritó Lucía.
Finalmente pudimos rescatar a la pobre mujer, pero en vez de ganar dinero, habíamos perdido, por que le tuvimos que pagar el vestido. Aunque eso no fue todo. También habíamos perdido lo más importante, la fama. Todas las personas de por allí quedaron horrorizadas.
-¡Os odio!- nos gritó- Sois horribles, malditas comadrejas.
Cuando la señora se fue aún nos latía el corazón, y sin pensarlo dos veces, supimos que habíamos fracasado.
Fuimos camino hacia casa sin esperanza ninguna. En ese mismo momento nos encontramos a la madre de Carlos.
-Hola- le dijimos.
-Hola- nos respondió- ya se que no os importa mi hijo, pero también sé cuál es el remedio de su enfermedad.
-Lo siento- se disculpó Lucía- Si que nos interesa, y mucho. Dinos el remedio por favor.
-Está bien. El remedio es una fruta con espinas. El jugo de esa fruta es el verdadero remedio. Lo malo es que solo se encuentra en un lugar del mundo. Se encuentra en Madagascar.
-¡Bingo!- dijo Lucía, pero evitó decirle, lo del viaje porque era un secreto que los adultos no podían saber.
-El miércoles iremos a buscar a tu hijo para ir a dar un paseo- mintió Elena, porque en realidad íbamos con él, a Madagascar...
Como era un secreto, ningún adulto se podía enterar. La verdad es que también tiene desventajas ser mayor de edad.
Pues el miércoles empezaría todo. Ese era nuestro plan y estábamos seguros de que todo saldría bien.


Planes traviesos

Incluso habíamos conseguido un mapa de la isla.


Era perfecto la idea y no podíamos esperar más. Tal y como nos conoceréis de otras aventuras, somos los mismos aunque han cambiado algunos personajes. Es decir, hemos hecho un par de
arreglos en el grupo.
Solo tres de nosotros nos reunimos el 10 de Enero pensando en el viaje. Pensábamos que sería una oportunidad única el la vida.
Lucía, Enrique y Carlos éramos los tres reunidos en aquel momento.
Uno de ellos era Enrique, que su descripción es la siguiente:
Enriques un niño de 12 años. Tiene el pelo marrón y los ojos verdes. Le encantan los gatos.
Los gatos eran su gran afición. Le gustaba toda clase de gatos: los persas, los siameses.
Enrique está en el colegio CEIP Chano Piñeiro en la clase de 6ºA.
Enrique mide 1’47 y pesa 33 kilos.
Suele ir vestido con una camiseta blanca, pantalón vaquero y botas marrones. A veces también suele llevar una sudadera azul o un abrigo marrón.
No le gusta el fútbol, pero tampoco lo odia del todo.
Pues más o menos ya que lo conocéis bien, Enrique continúa hablando del viaje con sus amigos.
Para terminar aprovechamos para contaros que su fecha de nacimiento es el 5 de Enero y es un niño muy hablador.
Ahora viene la descripción de Elena, la hermana melliza de Enrique:
Elena es la hermana melliza de Enrique, mide 1’38 m y tiene 12 años. Le gustan los gatos al igual que su hermano y también es una gran aficionada al patinaje.
Nació el 5 de Enero y va al colegio CEIP Chano Piñeiro. Está en la misma clase que su hermano, es decir, en 6ºA.
Elena pesa 30 kilos y es mucho más baja que Enrique. No se llevan muy mal aunque no les gusta jugar juntos.
Elena suele ir vestida con una camiseta roja que la lleva a todas partes. Casi siempre lleva un pantalón pirata y unos zapatos verdes que brillan en la oscuridad. Suele llevar unos pendientes bastantes sencillos .Son unas perlas blancas muy brillantes.
Elena tiene los ojos marrones y el pelo casi negro. Es un color tan castaño que le queda muy bien con su cara.
Ahora que ya la conocéis, vamos a describiros al siguiente protagonista de esta historia. Se llama Carlos y es una persona que no podría faltar en nuestro grupo:
Carlos es una persona muy simpática.
A Carlos le gustan los perros.
Carlos mide 1’43 y pesa 32 kilos. Tiene los ojos marrones al igual que su pelo. Carlos es una persona muy sonriente y habladora. Va a la clase de 6ºA. Carlos suele ir vestido con una camiseta amarilla y un pantalón verde .A veces lleva un abrigo de color negro y unas botas marrones.
Nació el 26 de Febrero y tiene 11 años, aunque pronto cumplirá los 12.
Ahora que ya conocéis a Carlos, os describiremos a Lucía, que ya es la última.
Empezaremos contándoos que a Lucía le gusta el tenis, pero menos charla y empecemos de una vez la última descripción.
Lucía es una persona muy importante en nuestro grupo y siempre suele estar sonriendo:
Lucía es una niña de 11 años, la verdad es que aún le queda para cumplir los 12, porque eso será el próximo mes de Abril.
A Lucía le gusta jugar al tenis. Tiene los ojos de color marrón claro y usa unas gafas fucsias.
Suele ir vestida con una camiseta verde, un pantalón rosa y unos pendientes en forma de dado.
Lucía mide un metro cincuenta y ocho.
También le gustan los gatos y va al colegio Chano Piñeiro en la clase de 6º A. La verdad es que no hay mucho más que contar sobre ella, pero espero que os haya gustado.

Los 4 protagonistas de esta historia estaban tan emocionados por aquella idea, que querían que todo saliera bien. No necesitaban ayuda de los mayores. Solo querían que no se dieran cuenta y escapar como si nada:

Miércoles: Comprar los billetes de avión.
Jueves: Viaje hasta Madrid.
Viernes: De Madrid a Tanzania en avión.
Sábado: Día de descanso, Visitar la zona y sacar fotos.
Domingo: Día de descanso.
Lunes: Emprender el viaje hacia Madagascar.
Martes: Seguir navegando
Miércoles: Seguir navegando
Jueves: Seguir navegando
Viernes: Llegar a Madagascar y volver.
Jueves: Seguir navegando
Viernes: Seguir navegando
Sábado: Llegar de nuevo a Tanzania y de ahí a España





Ambre Vs Sta. María

¿A que parte nos dirigimos? (Esta pregunta pasó varias veces por nuestra mente. La verdad es que era muy difícil elegir el lugar exacto de la isla. Habíamos pensado en uno de los dos cabos.
Uno de ellos es el cabo de Ambre (Consulta el mapa)
Otro es el Cabo de Santa María (Consulta el mapa)
Enrique quería ir al Cabo de Ambre. Allí hay un lugar llamado Antsiranana que posee varios acantilados.
Elena no quería ir a Cabo de Ambre, ella prefería el Cabo de Santa María.
Carlos quería el cabo de Santa María y Lucía el de Ambre. Estábamos liados.
Decidimos que podríamos ir al colegio a buscar a más personas para aquel estupendo viaje y decidir con ellos el lugar que podríamos visitar.
Preguntamos a Ana, a Isaac, a Paula, A Adrián, a Eloy...
Pero a nadie le interesaba. Estuvimos preguntando varios días hasta que encontramos a la persona ideal: ¡Camila!
Era estupendo tenerla de compañera, pero aún faltaba alguien por unirse a nuestro grupo y ese era: ¡José Ramón!
-Bien- dijo Lucía- nos reuniremos el día 15 en la casa de Enrique y Elena, allí decidiremos el lugar exacto de nuestro viaje.
El tiempo pasó y parecía que el frío no se iba con él. Estábamos impacientes y habíamos olvidado el viaje por completo. Puesto que ninguno de nosotros quería quedarse atrás, todos asistimos a la reunión en la casa de Enrique y Elena.
Antes de empezar la reunión deberíamos decidir el cabo al que íbamos a visitar y estos eran los resultados:
Votos para Cabo de Ambre (Antsiranana): Enrique y Lucía.
Votos para Cabo de Sta. María: Carlos, Elena, José Ramón y Camila.
Naturalmente había ganado el Cabo de Sta. María, pero esto aún no acaba aquí.
Nos pusimos por equipos haciendo varias pruebas a lo largo de la tarde. Íbamos empatados en los puntos que cada equipo había reunido y tan solo quedaba una prueba, la prueba final.
Carlos adornó todo con unas enormes luces y puso dos grandes taburetes en medio del salón.
-Muy bien- dijo- vamos allá, empezaremos con unas cuantas preguntas sobre la isla. El primero que falle será el equipo perdedor. Lo siento Elena, Camila y Jose, pero yo debo ser el juez. Preparamos bien nuestros oídos y nos miramos los unos a los otros con una cara de desafiante.
-Primera pregunta- dijo Carlos- ¿cómo se llama la capital de Madagascar?
El equipo de Elena se quedó en blanco, pero el equipo de Lucía fue el que contestó.
-¡Antananarivo!- dijo Enrique.
-Si- contestó Carlos con cara de fastidio- me duele decir esto, pero ¡Diez puntos para cabo de Ambre!
Enrique y Lucía gritaron de felicidad y Carlos dio paso a la segunda pregunta:
-¿En qué continente se encuentra Madagascar?
-¡Esta es fácil!- dijo Camila- ¡Oceanía!
-No, no es Oceanía-dijo Carlos.
Y mientras Camila intentaba buscar la respuesta correcta, Lucía contestó:
-¡África!
-¡Correcto!- gritó Carlos.
Enrique estaba contentísimo y Lucía no podía retener su felicidad. Llevaban 20 puntos de ventaja.
-Siguiente pregunta. ¿Cómo se llama el río que pasa por medio de la isla?
-Río Duero- dijo José Ramón.
-Incorrecto- contestó Carlos.
-Río Miño- dijo Elena.
-No, no es el río Miño- le respondió Carlos.
Entonces, mientras todos estaban pensativos, Enrique respondió:
-El río Manía.
-Si- dijo Carlos- esa es la respuesta correcta.
-Venga- dijo Enrique- tenemos que acabar rápido el concurso para empezar con la reunión.
-Cuarta pregunta: ¿Es verdad que Madagascar se separó de África?
-Si- respondió Camila.
-Muy bien- la animó Carlos- diez puntos más.
El equipo de Elena hicieron un gesto de alegría y chocaron las cinco.
-Y ahora...- los asustó Carlos- la pregunta definitiva. Si el equipo de Lucía y Enrique consigue llegar a los cincuenta puntos será el ganador. ¿Qué es más grande?¿Madagascar o Rusia?
-Rusia- dijo José Ramón.
-Estupendo- contestó Carlos.
Enrique ya no aguantaba más ¡¿dos preguntas seguidas?! No podía estar pasando aquello...
-Muy bien- dijo Carlos- ¿Cuántas islas hay en la tierra?
-Cuarenta y tres- dijo Lucía.
-¡Incorrecto!- respondió Carlos- Hay muchísimas menos.
-Quince- dijo Elena.
-¡Incorrecto!- volvió a decir Carlos- Hay menos de quince.
-Cuatro- dijo Enrique, pero se paró de inmediato y preguntó:-¿Qué clase de juez eres tú? ¡En la tierra hay más de ocho islas!
-¡No!- le gritó Carlos.
Todos nos miramos sin saber que hacer hasta que el equipo de Elena contestó:
-Ninguna.
-¡Correcto!- dijo Carlos, pero cuando quiso darse cuenta, Enrique estaba de pie:
-Eres un tramposo- le dijo- tu solo quieres que gane tu equipo.
-No- contestó Carlos- yo pregunte cuantas islas había en la tierra y han acertado ellos por que la respuesta correcta es ninguna.
-¿Pero como que ninguna?
-Si- dijo Carlos- Las islas no están en la tierra. Están en el mar.
-Es cierto- contestó Enrique sin poder negarlo- pero es una pregunta trampa.
-Siguiente pregunta, esta pregunta lo decide todo- le dijo Carlos a Enrique- os puede hacer ganar o os puede empatar. ¿Cómo se llama el océano que rodea a Madagascar?
-Océano Indico- dijo Camila y supo sin necesidad de comprobarlo, que habían acertado.
-Hay un empate- les informó Carlos- Entonces ya sabéis: Quién acierte esta pregunta, su equipo será el ganador. ¿Cuántas islas rodean a Madagascar?
Nos miramos con odio y contestamos los dos equipos a la vez:
-¡Seis!
Lo habíamos dicho a la vez por lo cuál habíamos empatado.
Todos miramos a Carlos para orientarnos, pero él también parecía tener la mente en blanco.
-Venga- dijo por fin- pasemos a la reunión.
-¿Pero quién ha ganado?
-Tranquilizaros, podremos hablar de eso durante la reunión, pero antes de eso debemos hacer nuestra base secreta. En ella hablaremos, merendaremos y nos esconderemos de cualquier persona. Será la base secreta de nuestro grupo. ¿Somos un grupo, no?
Nos pusimos a trabajar. Con escobas, alfombras y mantas, construimos nuestra base secreta, hecha a medida para los seis.
Nos sentamos en aquel sitio maravilloso y nos pusimos a hablar sobre las cosa más importantes del viaje y luego repasamos la lista de los puntos:
Juego de la escoba: 8/6
Fútbol sobre patines: 11/13
Concurso de malabares: 15/15
Votaciones: 4/2
Pelea de lucha libre: 5/7
Carrera de sacos: 3/1
Cuestionario: 50/50


Reunión en la base secreta

Tal y como habíamos planeado, la reunión dio comienzo en la base secreta que habíamos hecho en la casa de Enrique y Elena.
Carlos empezó con la charla:
-Puesto que ha habido un empate debemos hacer algo para desempatar, pero eso nos traería más problemas y no podemos seguir así. Tenemos que buscar una solución. ¿Alguna sugerencia?
-Yo- contestó Camila-¿Por qué no vamos a Cabo de Ambre y acabamos de una vez. A mi no me importa, me he esforzado mucho en defender a Cabo de Santa María, pero creo que es mejor el Cabo de Ambre, así que me uniré a su grupo.
-Estupendo- dijo Lucía- ya eres una más.
-¡Oh, no!- dijo Carlos- ahora si que estamos empatados.
-Tranquilo, Carlos- lo animó José Ramón- Yo me uniré a Cabo de Ambre.
-¿Qué?- preguntó Elena- ¿Cómo te atreves a irte del grupo?
Carlos y Elena se miraron sin creérselo y juntos respondieron:
-Vale, nosotros también formaremos parte de vuestro grupo.
Después de varios aplausos, todos se sentaron y Carlos continuó hablando:
-Como ya está solucionado el caso, ha finalizado la reunión.
-Nunca había visto una reunión tan corta- se dijo José Ramón.

No nos volvimos a ver hasta el día en que cogeríamos el avión a Tanzania. Estábamos listos y nada nos podía detener.
Fueron varias horas de vuelo y finalmente llegamos al aeropuerto, que por cierto, no era muy bonito y no estaba muy bien cuidado pero había que aguantarse. Salimos de allí y pudimos ver el pueblo.
-¡Es fantástico!- dijo Camila- vayamos a hacer unas fotos.
Aquel día comimos en el centro de la ciudad. Era un lugar repleto de gente que vestía de una manera curiosa.


Tanzania

Aquella parte de Tanzania no estaba muy habitada, por lo tanto nos dirigimos hacia la derecha por una carretera muy vieja.
-Esto me da mala espina- dijo Camila- comienzo a ver un par de casas enfrente.
-¿Pero de que me hablas?-interrumpió Enrique- ¡Yo no veo nada!
Nos encontrábamos rodeados de vegetación y ni siquiera se veía un coche.
Después de mucho caminar nos encontramos un pequeño hotel a las afueras de la ciudad.
No parecía demasiado lujoso, pero era nuestra última esperanza.
Entramos por una puerta vieja y en seguida nos atendieron. Nos hicieron entrar por un pasillo viejo hasta una habitación con dos camas.
-¿Dos camas?- Preguntó José Ramón extrañado- ¡Somos seis!
A Elena también le costó entender aquello, pero se tuvo que conformar.
Una vez dentro, nosotros seis empezamos a buscar solución al problema.
-Yo dormiré en el suelo- dijo Camila- Me parece un buen lugar para pasar la noche.
-¡No digas eso!- chilló Lucía- Tenemos que buscar alguna manera.
-Estamos en Tanzania ¿Qué esperáis?- preguntó Enrique- No os preocupéis. Dos camas es algo normal.
-Yo no pienso dormir en el suelo- dijo Elena.
Pero cuando casi nos habíamos decidido, pudimos ver una cucaracha en el suelo.
-¡Aaaaaaaaaaahhhhhhhh!- gritó Lucía- quita esa cucaracha, Carlos.
Aquella noche no lo pasamos muy bien. Solo dos de nosotros durmieron sobre camas: Enrique durmió en la cama derecha y Lucía en la izquierda.
Tan mal lo pasamos aquella noche, que nos despertamos temprano para ir a visitar la zona.
-Llevaré la cámara- dijo Carlos- Así podré sacar unas cuantas fotos a la ciudad.
Decidimos salir de aquel horrible hotel cuanto antes y dirigirnos hacia la ciudad, pero no aguantamos mucho tiempo allí.
-¿Cuándo vamos a ir a Madagascar?-Preguntó José Ramón.
-No se- contestó Lucía- más o menos sobre la semana que viene.
-¿Qué? ¿Eso no es mucho tiempo? ¿Tendremos que esperar tanto tiempo en Tanzania?
A casi ninguno de nosotros le importó y el día 14 de enero del 2006, decidimos preparar todo para el viaje. Habíamos planeado lo suficiente y estábamos preparados para cualquier peligro, pero también habíamos hecho una promesa… si alguien se quedaba dormido el día del viaje ¡Lo dejaríamos atrás y nos iríamos a Madagascar sin él!
Nadie quería quedarse en Tanzania pero lo prometido es deuda.
Aún teníamos que quedarnos más tiempo en aquel hotel espantoso y no nos apetecía en absoluto.
Pasó mucho tiempo y ya nos habíamos acostumbrado a aquella vida, ¡menos mal!
Miramos el mapa por última vez apoyándolo en la mesilla de noche del hotel (una caja de zapatos) y decidimos dormir tranquilamente sin olvidarnos de la promesa.
Pero a la mañana siguiente no alquilaban barcas a motor en la tienda de al lado y tuvimos que esperar una noche más… y otra… y otra… y otra más… Hasta que por fin decidimos que teníamos que ponernos a trabajar. Construiríamos una barca nosotros mismos.
-¿Y el motor de dónde lo sacamos? – preguntó José Ramón- no somos Superhéroes…
-¡Cállate!- le gritó Elena- tenemos que esforzarnos si queremos llegar a Madagascar ¿No creéis?
-Al fin y al cabo hemos llegado hasta aquí- dijo Enrique- ¡Esto es África! No nos podemos echar atrás ahora.
Nos mirábamos los unos a los otros para orientarnos.
-¡Yo acepto la idea!-dijo Carlos.
-¡Yo también!- lo siguió Enrique.
Así que poco a poco, decididos de verdad, nos pusimos de acuerdo en que llegar hasta Tanzania había valido la pena.
-Muy bien- dijo Lucía- debemos conseguir la madera y el material.
-No será fácil- dijo Enrique- Pero lo conseguiremos, es una buena idea hacer la barca, aunque si se nos estropea por el camino… Hay varios kilómetros de aquí a Madagascar y puede ser peligroso.
-Tarde o temprano nos vamos a morir- dijo Camila.
-Venga, en marcha- nos animó José Ramón.
Después de una noche… y otra… y otra… y otra más ¡Conseguimos tener la barca montada.
Miramos el mapa mientras José Ramón señalaba la ciudad de destino: Antsiranana.
Antsiranana se encontraba en un extremo de la isla, en cabo de Ambre. Preferíamos esa punta de la isla antes que la otra: Cabo de Santa María.
Esa noche nos acostamos tempranísimo. Así, a la por la mañana podríamos preparar el equipaje y montarnos en la barca a tiempo.
A la mañana siguiente…
-¿Qué?-dijo Lucía- ¡José Ramón y Camila se han quedado dormidos!
Nunca pensamos que llegaría a pasar aquello. No teníamos ganas de abandonarlo allí, en Tanzania, pero las promesas siempre se deben cumplir. Abrimos la puerta lentamente para no despertarlos y salimos corriendo hacia la costa.
-Bien – dijo Lucía- ¿Estáis preparados para el viaje más importante de vuestras vidas?
-Si- respondió Carlos- estamos bien equipados con todo lo necesario y llegaremos rápidamente.
Cogimos la barca y juntos la arrastramos hacia el mar hasta que el agua salada la elevó como por arte de magia. Subimos uno por uno para que no sucediera nada extraño. Estábamos nerviosos, dentro de muy poco llegaríamos al lugar más deseado de nuestras vidas.
-Venga, vamos- dijo Enrique- tenemos que llegar por la parte el cabo superior de la isla: Cabo de Ambre. Allí está el lugar que visitaremos: Antsiranana.
-Estoy impaciente- dijo Elena- este es un día maravilloso.
Y así fue como emprendimos rumbo hacia Madagascar.
Las tormentas y los fuertes vientos nos dejaron K.O., pero nos aguantamos y seguimos adelante buscando la isla.
Pasmos varis noches flotando sobre el mar y cuando ya estábamos artos… ¡Pum!
-Hemos chocado con Bombay-dijo Carlos- ¡Estamos en la India!!!!!!
Nos sentíamos fatal. Nunca pensáramos en que acabaríamos en la India.
Miramos a nuestro alrededor sin poder creernos lo que sucedía en aquel momento.
La verdad es que no nos esperábamos un final así para nuestro viaje.
Casi sin poder creer lo que había pasado, nos miramos unos a los otros, pero nadie dijo nada.
El agua cristalina brillaba a nuestro alrededor. Nos encontrábamos rodeados de muchísima vegetación. Sin duda, aquel sitio era muy interesante.
Pero lo peor era que no estábamos donde queríamos estar. Aquel lugar no era Madagascar.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Bonito bicho .

B. Pernas dijo...

Tengo que dejar de leer.......no puedo seguir , solo leí 3 capítulos---como siempre Enri--resulta apasionante.tan pronto pueda sigo!!!!!!!!!!!!

Anónimo dijo...

Que chulo el mapa y la foto ni te cuento

Anónimo dijo...

¡Me encanta, seguir asi!
estoy deseando que lo publiqueis.

Anónimo dijo...

cuantos años teneis?

Anónimo dijo...

apasionante historia aunque incompleta vamos Luci y Enri,vosotros sois unas maquinas os está sliendo muy bien

Anónimo dijo...

Enrique tiene 12 años y Lucia tiene 11 pero el 3 de Abril cumple 12

Anónimo dijo...

Estoy deseando que la acabeís.

Anónimo dijo...

Es una historia estupenda. Me encanta eso de viajar de un lado a otro en busca de aventuras. Quiero que se complete esta historia, porque la verdad es que parece que ya no estáis trabajando en ella.
¡Animo y escribid algo más!

Anónimo dijo...

completarla porfa que esta guay

Anónimo dijo...

Queremos Madagascar

Anónimo dijo...

Queremos Madagascar